11

Servimos a un Dios justo

Sociedad de Socorro de Lehi

Tabernáculo, Lehi, Territorio de Utah

27 de octubre de 1869


Zina D. H. Young

Zina D. H. Young. Aproximadamente 1867. Young prestó servicio como Presidenta General de la Sociedad de Socorro entre 1888 y 1901. También fue la primera directora de las obreras del Templo de Salt Lake, en 1893. Fotografía por Edward Martin. (Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City).

Zina Diantha Huntington Jacobs Young (1821–1901), conocida por tener un “gran corazón de madre”, habló sobre la maternidad en la Sociedad de Socorro de Lehi el 27 de octubre de 18691. Ella mantenía una estrecha relación con su madre, Zina Baker Huntington, y con su hermana, Presendia Huntington Buell Kimball2. Con su esposo Henry Jacobs tuvo dos hijos: Zebulon y Chariton, y con su esposo Brigham Young una hija: Zina Presendia Young [Card]3. También crió a tres hijos de otra de las esposas de Brigham Young, Clarissa Maria Ross Young, después de la prematura muerte de Clarissa en 18584.

Susa Young Gates, la hija de otra de las esposas de Brigham Young, describió a Zina Young como el corazón de la obra de las mujeres en la Iglesia5. Young amplió su círculo de amigas cuando se unió a la Sociedad de Socorro de Nauvoo en su segunda reunión, el 24 de marzo de 1842, a los veintiún años de edad6. Cuando las reuniones de la Sociedad de Socorro se discontinuaron en 1845, Young continuó reuniéndose con las mujeres en Nauvoo7. En Winter Quarters se juntaba con amigas para orar y ejercer dones espirituales8. Llegó a ser una importante influencia en el desarrollo de la Sociedad de Socorro en Utah en 1868, ayudando a Eliza R. Snow a organizar y capacitar a nuevas presidencias. Hablar en público era algo nuevo para Young, al igual que para muchas de sus coetáneas, pero su amplia experiencia de vida y su conocimiento de las enseñanzas de la Iglesia impregnaban sus toscas palabras. Más adelante prestó servicio como la tercera Presidenta General de la Sociedad de Socorro, desde 1888 hasta su muerte en 1901. Gates recordaba que “la hermana Zina era todo amor y compasión, y esa afabilidad hacía que las personas se sintieran atraídas hacia ella”9.

La Sociedad de Socorro de Lehi, Territorio de Utah, a cincuenta kilómetros (treinta millas) al sur de Salt Lake City, se organizó el 27 de octubre de 1868, bajo la dirección de la presidenta Sarah Coleman10. Un año después, el 27 de octubre de 1869, la Sociedad de Socorro de Lehi celebró su primer aniversario en el Tabernáculo de Lehi. Snow y Young asistieron tanto a la sesión de la mañana como de la tarde, y el presidente Brigham Young y los apóstoles George A. Smith y Orson Pratt, así como Joseph Young del Cuórum de los Setenta, llegaron en medio de la sesión de la tarde. La maternidad fue el tema principal en esta reunión. Snow habló de Eva y de la responsabilidad de tener hijos11. Esa tarde, Brigham Young enseñó en cuanto a “los deberes de las madres hacia sus hijos… Las damas eran el impulso primario de toda nación, y si queríamos saber lo que era una nación, debíamos mirar lo que eran sus madres”12. Tal instrucción probablemente estaba llena de significado para las madres de la congregación, ya que solamente en la presidencia de la Sociedad de Socorro, Sarah Coleman tenía ocho hijos; Barbara Evans tenía quince; Martha Thomas tenía diez; y Mary Ann Davis tenía ocho13. En su discurso de la tarde, que se presenta aquí, Zina Young mostró sensibilidad hacia quienes no tenían hijos, entre otras la secretaria Rebecca Standring14.

No estoy acostumbrada a hablar en público15 pero me complace mirar los rostros de mis hermanas16 y saber que estamos embarcadas en esta gran obra17. Deseo exhortarlas a ser fieles en el desempeño de todo deber, y a las madres decirles que cumplan con sus obligaciones para con sus hijos, porque son bendiciones de Dios confiados a su cuidado. Y para ustedes, mis hermanas que no tienen hijos, sean consoladas. Servimos a un Dios justo y, si son fieles a Su causa, no perderán nada18. Procuremos tener el Espíritu de Dios y aprendamos a sobrellevar todas las cosas y a tener paciencia las unas con las otras, y si una hermana viene a nosotras con sus problemas y sus penas, no la alentemos a sumirse en ellos, sino mostrémosle que el Señor no pondrá sobre nosotras más de lo que podamos soportar19, y cuando lo hayamos superado todo y hayamos vencido, entonces heredaremos todas las cosas20. Que Dios las bendiga y las guarde fieles para siempre. Amén.

Cite this page

Servimos a un Dios justo, En el Púlpito, accessed 16 de abril de 2024 https://www.churchhistorianspress.org/at-the-pulpit/part-1/chapter-11